El tiempo pasaba y con el un pedazo de la relación. Mi príncipe azul se quedó en celeste y los sueños con él se convirtieron en insomnio. De su boca salía un “te amo, no hay otra mujer” y mi corazón susurraba “cuidado”. Mi cabeza pesaba más de lo normal y no era exactamente porque me estuviera volviendo más inteligente, al contrario. Pruebas no tenía, sospechas un montón y razones como para vender a una telenovela Mexicana o a “La Rosa de Guadalupe”. ¡Necesitaba ese airecito! que además con este calor, ¡me hubiera venido tan bien!
Cada vez que me acercaba a su celular se ponía verde, morado, azul y por poco convulsionaba mismo Linda Blair. ¡No! el celular ¡no! ¡Mi flaco! El bendito Smartphone se convirtió en un órgano más de su cuerpo, el punto G que ningún hombre permite que lo toquen. Su laptop tenía cerco eléctrico activado las 24 horas. Felizmente, nunca me electrocuté porque ni intenciones ni tiempo tenía.
Una vez recuerdo que olvidó su Smartphone en mi carro y creo que se tele trasportó a su casa porque llegó en menos de lo que canta un gallo. Me lo alucino mismo Forest Gump hacia la computadora con la canción de Rocky de fondo y solo para cambiar sus contraseñas. ¡Fue increíble! Y de pronto, sonó el cuerpo del delito, noté que su sexlular estaba ahí notificándome cambios de contraseña y ¡WTF! INCREIBLE como llegó antes que yo a su casa o como encontró cabina de internet abierta a esta hora. Igual, se la aguanté porque mi cabeza estaba por otro lado, acababa de chocar, para variar, mi 5to choque, uno más para la colección y no fue el último.
Bueno, resulta que me convertí en “no hay peor ciego que el que no quiere ver”. Pero como les digo, pruebas no tenía… y tal vez no las necesitaba. ¿Cada vez que le tocaba el tema? Se alteraba o actuaba muy tranquilamente y no le daba importancia al tema.
Y así, el tiempo en vez de curarlo todo empezó a malograrlo todo, el amor lo veía irse en una ambulancia y las noches que quise soñarlo me las pasé dudando de él. La confianza no era el ingrediente más importante en nuestra relación y yo como boba aspirando a que sea el plato principal. ¡Pffff!
Mi príncipe azul se estaba destiñendo y con él todo lo que sentía. Ya no veía futuro ni con lentes de aumento, tampoco lo quería con alguien así. El “quiero estar siempre a tu lado” mutó a un “vivamos el momento”. Pero, mis ovarios, mejores amigos de mi corazón y siempre en complot para fregarla en todo, necesitaban saber la verdad por un gran defecto que tengo, soy increíblemente curiosa. No puedo cerrar un capítulo sin un buen desenlace, como toda mujer, amo las explicaciones, las buenas explicaciones. Si tengo que decir adiós, no lo digo y simplemente me voy. Y si digo adiós, como toda mujer, nunca me voy.
Finalmente, el día llegó. Estaba tan aburrida que decidí pensar con esa cabezota que me estaba empezando a crecer. Y así, dramas y caballeros, abrí los ojos que el amor me cerró al abrir mi corazón y me vi riéndome de mi misma con la mirada baja y los cuernos apoyados en la pared. Así que no puedo hacer nada más que compartir con ustedes lo que descubrí con una gran sonrisa inagotable en el rostro:
¿Cómo actúan la mayoría de hombres infieles y fieles ante un reclamo?
Infieles:
- Se alteran: ¡Porque tocas la llaga pues! A ningún hombre le gusta ser descubierto y cuando sucede los muy “machos que se respetan” (y no te respetan) creen que alterándose e imponiéndose nos darán miedo para seguir exigiendo nuestros derechos como pareja, recibir una explicación verídica ante una pendejada.
- Ponen excusas: En este punto tengamos mucho cuidado y aprendamos a diferenciar las excusas de las explicaciones. Esto no es tan fácil como diferenciar a un hombre hétero de un hombre gay. Aquí muchas veces es mejor dejar que nuestro corazón sea el radar y nuestra cabeza una antena. Un hombre que pone excusas ten por seguro que por todos lados buscará tener la razón, aun en las más tontas. Se le trabará la lengua, no te mirará a los ojos, posiblemente empiece a transpirar, no faltará más de un “pero” en sus palabras y busca en Google más señales del lenguaje corporal que indican cuando una persona miente o mira “Lie to me”.
- Cambian de tema: Nunca faltan esas personas conchudas que creen que la infidelidad es natural y no tienen ningún cargo de conciencia al respecto; entonces, lo único que les quedará será cambiar de tema ante un reclamo. Como si cambiaran de canal en la TV, así de fácil señoras ¡así de con! lo harán de la manera más natural del mundo como si estuvieran respirando. ¡Pilas con esto! Porque un cambio de tema no necesariamente es irse por las ramas de la discusión. Muchos hombres cambian de tema con sus acciones: intentará darte un súper beso mientras le estas diciendo sus verdades ya para cortarla o intentando hacerte reír entre otros truquitos. Solo las mongolas caen.
- Te querrán voltear la torta: Como decían nuestras sabias abuelas que todo lo saben, “el ladrón juzga por su condición” por lo tanto, ese pendejito que está haciendo de las suya mirará la paja (que tal vez no existe) en tu ojo y no verá la suya. Todo lo que tú le estas reclamando te lo reclamará él a ti con una jugada maestra. Posiblemente a este punto se le une el punto 1, se alteran y empiezan a reclamarte cosas del pasado con un típico “Y cuando tu…. blah blah blah floro blah blah floro”.
- Actúan muy tranquilamente: En pocas palabras se hacen los locos como si nada pasara. Está ocurriendo un terremoto pero ellos tranquilos, no pasa nada porque están preparados para esos momentos, están más que acostumbrados a vivir en una zona sísmica. No es su primera pendejada, es una más para la colección. Esto es como cuando una persona se prepara para un momento de tensión que sabía y sabía y sabía que llegaría. Entonces, llega el momento y está preparado para actuar con tranquilidad.
Fiel:
- Explican: Los hombres fieles casi extintos son tan perfectos que así no haya explicación, crearán una para darle seguridad a su pareja y verla feliz. Inventarán la forma tal vez más tonta, simple o compleja pero te harán saber y sentir que tu corazón está seguro con ellos. Estos hombres son mágicos y la forma en la que te hacen sentir confiada es efectiva porque nace del corazón y no de la cabeza. Obviamente, estos hombres casi no existen y la mayoría de los pocos que han sobrevivido son unos completos pisados. Bueno, pero uno que otro debe haber buenito por ahí en busca de ti o de mí ;)
Estas características, aunque son el común denominador y una generalización que a muchos va doler, espero no lo tomen como un “meto a todos a la misma bolsa”. Claro que hay sus excepciones y ahí ya te fregaste, te va tocar que te guíe tu cabeza o tu corazón, cualquiera de los dos que te haya sido más útil anteriormente.
“Cuando estés preparado para compartir a tu esposa, novia o flaca, estarás preparado para tener una amante”.